miércoles, 6 de abril de 2016

El Principito



 
 
 

 

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Amigos,  hoy, en un nuevo aniversario de la publicación de uno de los libros que más he disfrutado y que más me ha hecho reflexionar, comparto con ustedes este artículo dedicado a Antoine de Saint- Exupéry y a su obra cumbre: El Principito. Uno de los pocos libros que conservo en mi cabecera con la intención de  releer... y el único del que me hubiera gustado ser autora. Espero disfruten la lectura.

Hace setenta y tres años, el 6 de abril de 1943, El Principito, en francés, Le Petit Prince, la obra más famosa del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), fue publicada por primera vez en francés e inglés, por la editorial estadounidense Rynal & Hitchcock .


Muy pronto se convirtió en el libro en francés más leído y más traducido. Actualmente, cuenta con traducciones a más de doscientos cincuenta idiomas y dialectos, incluyendo el sistema de lectura braille. Es también la  obra más vendida de todos los tiempos con  más de 140 millones de copias en todo el mundo; más de un millón de ventas por año. La obra fue traducida al español por Bonifacio del Carril.  

Saint-Exupéry, ganador de varios de los principales premios literarios de Francia y piloto militar al comienzo de la Segunda Guerra Mundial escribió el manuscrito mientras se encontraba exiliado en los Estados Unidos luego de la Batalla de Francia. Tenía ahí la misión personal de persuadir al gobierno de dicho país para que declarara la guerra a la Alemania nazi. En medio de una crisis personal y con la salud cada vez más deteriorada, produjo en su exilio casi la mitad de los escritos por los que sería recordado, entre ellos El Principito.
  1. El Principito es un cuento poético. Viene acompañado de acuarelas hechas por el mismo Saint-Exupéry: Un piloto se encuentra perdido en el desierto del Sahara luego de que su avión sufre una avería, pero para su sorpresa, es allí donde conoce a un pequeño príncipe proveniente de otro planeta. 

La historia tiene una temática filosófica, donde se incluyen críticas sociales dirigidas a la "extrañeza" con la que los adultos ven las cosas. Estas críticas a las cosas "importantes" y al mundo de los adultos, van apareciendo en el libro a lo largo de la narración.


A pesar de ser considerado por muchos como un libro infantil  por la forma en la que se encuentra escrito, posee observaciones profundas sobre la vida y la naturaleza humana. Esto se puede ejemplificar con el encuentro entre el Principito y el zorro, quien le enseña el verdadero sentido de la amistad y  de las relaciones humanas; de hecho, la esencia misma del libro se encuentra reflejada en el secreto que le obsequia el zorro al Principito: "Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos". 
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Otras temáticas principales son también expresadas a través de frases del zorro, tales como "Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado" y "El tiempo que perdiste con tu rosa hace que tu rosa sea tan importante".

Estos son los personajes principales:
 



El Principito:  protagonista principal del libro; toda la historia está basada en él. Es un niño que viaja de planeta en planeta haciendo preguntas que se dan por hechas, y que no interesan a nadie. Vive en un pequeño planeta que podríamos identificar no como un planeta, sino como su propia vida, así el resto de planetas que visita son en realidad las vidas de otras personas que conoce. El hecho de que su planeta sea tan pequeño viene a decirnos que tiene mucho por vivir y aprender.


El aviador: coprotagonista. Es un adulto que intenta razonar y actuar como un niño, pero sabe que en realidad no lo es, que ha perdido esa condición pero intenta recuperarla. Es nuestra propia imagen, nuestro reflejo en la historia, el personaje que nos identifica dentro de la novela y que nos hace ver cómo deberíamos ver las cosas y cómo en realidad las vemos, cuando nos critica con frases como: "Si les decimos a las personas mayores: He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado”, jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso decirles: “He visto una casa que vale cien mil francos”. Entonces exclamarán entusiasmados: “¡Oh, qué preciosa es!”. 

Por sus características, podemos identificar al narrador con el propio autor que nos va guiando a lo largo de la historia.

  

            




La Rosa: personaje que nos pone de manifiesto el amor del Principito. La Rosa no es una flor cualquiera, es su amor. 


     Es espléndida, es magnífica entre otras muchas, y es única en su "planeta". Ha habido otras, pero ésta es la que ha "florecido" y perdura, es la metáfora de la mujer que ama, que se ha quedado para siempre en su corazón. Es bonita, huele bien, es perfecta y, al mismo tiempo, está llena de imperfecciones. Es frágil, hay que cuidarla, mimarla, estar siempre atento; además, es orgullosa, vanidosa, egoísta y mentirosa. Aun así es su flor, única entre otras. El personaje de la rosa ha sido interpretado por los críticos como un homenaje de Saint-Exupéry a su  esposa salvadoreña Consuelo Suncín Sandoval. Ella fue de gran importancia en la vida del escritor. Su unión matrimonial, que se alargó durante quince años, fue muy turbulenta por la profesión de piloto de Sain-Exupéry, su gusto por la vida bohemia, su éxito como artista y escritor, y sus incontables amantes. Todo ello los distanció, aunque tenían encuentros esporádicos durante los que vivían momentos de auténtica felicidad. A pesar de tener un matrimonio complicado Antoine guardó a Consuelo cerca de su corazón y esto se reflejó en la obra con los gestos del Principito hacia su rosa, a la cual protegía con "una pantalla contra el viento  y bajo una cúpula de cristal". La infidelidad de Saint- Exupéry y las dudas acerca de su matrimonio son simbolizadas por el campo de flores que  encuentra el pequeño príncipe en la Tierra. Para el Principito sin embargo, su rosa es especial, porque es a ella a la que realmente quiere.


 Los baobabs: son los problemas, hay que solucionarlos antes que se tornen demasiado complicados. Es la moraleja que nos deja el autor, cuando alerta: «¡Niños, atención a los baobabs!». Algunos especialistas consideran que con ellos Saint-Exupéry quiso representar al nazismo que intentaba destruir el planeta.


 El zorro: Es un personaje medular de la historia y  quien hace ver al Principito la esencia, pero también las dificultades y costos de la amistad.



Dado que Saint-Exupéry murió antes de que pudiera ver el fruto de su obra, no pudo dar a conocer en qué se inspiró para crearla. No obstante, algunos investigadores y críticos sugieren que está basada en episodios de su autobiografía.

 Así, por ejemplo, la frase de  consuelo  del Principito al piloto antes de regresar a su planeta: "Mi cuerpo, será solo como una corteza abandonada", se asemeja a las últimas palabras del hermano menor de Antoine, Francis, quien en su lecho de muerte le dijo: "No te preocupes, hermano, estoy bien. No puedo evitarlo. Es mi cuerpo".

Son encantadores muchos conceptos expresados en el libro a través de diálogos sencillos. Como esta frase acerca de la felicidad: "Si me dices, por ejemplo, que vendrás a las 4, yo seré feliz desde las 3". 

La desaparición de Antoine Saint-Exupéry el  31 de julio de 1944 marca el inicio de medio siglo de misterio.  En esa fecha el escritor parte solo pilotando un "Ligh-thing P-38" construido por la Lock-heed, a  la que será su última misión. Las ametralladoras del avión habían sido parcialmente sustituidas por cámaras de reconocimiento fotográfico. No volvió nunca de esa misión. A las 9.30 de la mañana, los radares aliados perdieron el contacto.  Durante los primeros años, se sospechó que el P-38 de Saint-Exupéry había sido abatido por la aviación alemana en un combate desigual: su avión iba desarmado. Pero los archivos militares no permitieron encontrar el rastro de ningún encuentro, ninguna batalla, ninguna huella administrativa del suceso.
Literatura

Durante varias décadas, todo fueron sospechas y elucubraciones. Se intuía con relativa precisión el área donde pudo desaparecer el avión de Saint-Exupéry. Hasta que, al fin, en 1998, un pescador de Marsella encontró una legendaria pulsera, un regalo de Consuelo. Hubo muchas polémicas entre especialistas y herederos, disputándose el despojo último de una antigua historia de amor. Hasta que pudo confirmarse que se trataba, en efecto, del regalo perdido por Saint-Exupéry el día de su muerte.

La primavera pasada, finalmente, los equipos del Département des Recherches Archéologiques Subaquatiques et Sous-Marines (DRASSM) encontraron los restos submarinos de un "Lighthing P-38". Los números de serie correspondían: se había descubierto el avión del mítico escritor. Las puertas de la leyenda se cerraban. Quedan no obstante, los misterios definitivos: ¿Saint-Exupéry fue víctima de una patrulla enemiga, un suicidio o  un accidente? ¿De dónde viene la fascinación que continúa suscitando El Principito, vagando en la impenetrable oscuridad estrellada de la bóveda celeste?

Resulta imposible no sentir un extraño cariño por este personaje, mezcla de pureza, inocencia, lealtad, amistad, idealismo. No cabe duda de que si existieran más Principitos este mundo sería distinto.

A pesar de ser conceptuado por muchos como un libro infantil, El Principito está destinado a todo lector sin importar su edad. Es más, su lectura resulta más profunda y significativa al paso de los años. Gracias a su lenguaje sencillo y a su corta extensión este libro está destinado a no ser leído una sola vez en la vida pues cada vez que se lee y se reflexiona en sus pensamientos se descubren cosas nuevas. Esa es la magia de esta obra. Una obra maestra.

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