ERMA BOMBECK
El siguiente mensaje fue escrito por Erma Bombeck después que descubrió que se estaba muriendo de cáncer:
Si yo tuviera mi vida para vivirla de nuevo
Me habría ido a la cama cuando estaba enferma en vez de creer que la tierra se detendría si yo no estaba en ella al día siguiente
Hubiera encendido la vela rosada en forma de rosa antes de que se derritiera guardada en el armario.
Habría invitado a mis amigos a cenar sin importarme la suciedad de la alfombra y el sofá desordenado.
Habría comido las palomitas de maíz en el "salón de las visitas" y me habría preocupado menos del engorro que suponía cuando alguien quería encender el fuego en la chimenea.
Habría dado mi tiempo para escuchar a mi abuelo divagando sobre su juventud.
Habría compartido más el día a día con mi marido que con la oficina.
Me habría sentado en el prado sin importar las manchas de la hierba.
Habría llorado y reído menos viendo televisión y más mientras vivía la vida.
En lugar de evitar los malestares de los nueve meses de embarazo, habría atesorado cada momento y comprendido que la maravilla que crecía dentro de mi, era mi única oportunidad en la vida de asistir a Dios en un milagro.
Cuando mis hijos me besasen impetuosamente, nunca habría dicho "cuidado, estoy ocupada, ahora ve y lávate para la cena", Habría habido mas "te quiero" y más "lo siento"
Pero sobre todo, quiero darle otra oportunidad a la vida, quiero aprovechar cada minuto. Mirar las cosas y realmente verlas... vivirlas y nunca volver atrás. ¡DEJAR DE PREOCUPARME POR LAS COSAS PEQUEÑAS Y COMENZAR A PREOCUPARME POR LAS COSAS BELLAS QUE SI IMPORTAN!!!
No te preocupes sobre a quién no le agradas, quién tiene más o quien hace qué. En lugar de eso, atesoremos las relaciones que tenemos con aquellos que de verdad nos quieren.
Erma Bombeck fue una humorista estadounidense
que alcanzó gran popularidad por su columna del periódico que describía la vida
hogareña en los suburbios, de la década de 1960 hasta finales de 1990.
Al comienzo de su carrera, Erma Bombeck
tuvo que transitar por un camino lleno de dificultades. A edad temprana ya se
sentía atraída por el periodismo. Su primer trabajo, cuando era una
adolescente, fue escribir obituarios en el Journal-Herald de Dayton. Cuando
salió del colegio y quiso ingresar a la Universidad de Ohio, un consejero
estudiantil le dijo: «Olvídese de ser escritora». Ella rechazó ese consejo.
En 1949 se graduó en la
Universidad de Dayton y poco después
empezó a trabajar como escritora para la columna de defunciones de la página
femenina.
Ese año, la adversidad golpeó su vida personal. Al contraer matrimonio, uno de
sus más grandes deseos era ser madre. Pero para su tristeza, los médicos le
anunciaron que no podría tener hijos. ¿Le hizo eso darse por vencida y
considerarse una fracasada? No. Ella y su esposo exploraron la posibilidad de
la adopción y adoptaron una niñita.
Dos años más tarde, una sorprendida Erma descubrió que estaba embarazada. Pero
eso le trajo aun mayores dificultades. En cuatro años tuvo cuatro embarazos
pero solo dos de los bebés sobrevivieron.
Escribió una columna humorística por algo más de treinta años. Durante ese tiempo,
publicó quince libros, fue reconocida como una de las veinticinco mujeres más
influyentes de los Estados Unidos; aparecía frecuentemente en el programa de televisión
Buenos días, América; apareció en la cubierta de la revista Time; recibió
innumerables honores (como la Medalla al mérito de la Sociedad Americana del
Cáncer), y fue distinguida con quince doctorados honorarios.
Pero durante ese tiempo, Erma Bombeck también experimentó increíbles angustias
y pruebas, incluyendo un cáncer de mama, una mastectomía y deficiencia renal. Y
no dudó en revelar su perspectiva sobre las experiencias frustrantes de su
vida:
Di el discurso de
inauguración de las clases en la universidad, y les dije a todos que yo estaba
ahí arriba y ellos allá abajo no por mis éxitos, sino por mis fracasos. Luego
los puse a todos a rascarse la cabeza: un disco humorístico del que vendí dos
copias en Beirut … un programa cómico que duró lo que un dulce en una casa
donde hay niños … una obra para Broadway que nunca llegó a Broadway … un libro
de firmas al que llegaron dos personas, una preguntando dónde estaba el baño y
la otra queriendo comprar la mesita donde estaba el libro.
…Personalmente y, para ser sincera, ha sido un camino duro. He sepultado bebés,
he perdido a mis padres, he tenido cáncer y me he preocupado de los niños. El
secreto es ponerlo todo en perspectiva … y eso es lo que yo hago.
Lo que usted tiene que decirse es: «No
soy un fracasado, solo fracasé al intentar hacer algo». Hay una gran diferencia
entre una cosa y otra.
Esa fue la actitud que tuvo Erma
Bombeck mientras vivió. (Le gustaba referirse a sí misma como «una ex dueña de
casa y ex escritora de obituarios».) Se mantuvo avanzando y escribiendo a pesar
de los desalientos, el dolor, las cirugías, y la diálisis diaria hasta que
murió de cáncer a los sesenta y nueve años.
No hay nada más triste en este mundo que despertarse la mañana de Navidad y no ser un niño.
Erma Bombeck.