martes, 5 de septiembre de 2017

Elizabeth Cochran, pionera del periodismo encubierto.



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Elizabeth Jane Cochran
 Una de las valientes mujeres pioneras en la historia de la liberación femenina que demostró valor, inteligencia y mucho talento para destacarse en un mundo que todavía no aceptaba el rol femenino en el campo laboral.


Esta es a breves rasgos, la historia de Elizabeth Jane Cochran, ( Pensilvania, 5 de mayo de 1864 - Nueva York, 27 de enero de 1922) quien fue la primera reportera de periodismo de investigación y pionera del periodismo encubierto.  En 1889 rebajó en 8 días el record  de 80 días en "dar la vuelta al mundo" narrada por Julio Verne en su novela La vuelta al mundo en 80 días. Fue llamada "Pink" en alusión al vestido rosado claro que usó en su bautismo. Cochran fue mejor conocida por su pseudónimo  Nellie Bly


Resultado de imagen para elizabeth cochranSe trata de una mujer que desde niña y huérfana de padre,  luchó para sacar adelante a su familia de 14 hermanos. Le tocó vivir a finales del siglo XIX, una época en la que las mujeres no tenían prácticamente  ninguna oportunidad de destacarse en un trabajo intelectual. 

Debió batallar mucho para demostrar que podía ser no solo un ama de casa sino cumplir también una excelente labor como periodista en temas que no tenían nada que ver con la moda, los jardines o los intereses femeninos. Gracias  a su tesón y talento, logró vencer los prejuicios de la época y ser distinguida y escuchada. Hoy, entrar a trabajar como periodista en un diario o en una emisora parece una labor sencilla, muchas mujeres estudian comunicación y periodismo, pero en la época que vivió Elizabeth Cochran, esos trabajos estaban restringidos a los hombres y para una mujer  era todo una aventura ser aceptada y respetada en una de estas labores. 
Elizabeth Cochran nació en 1864 en una pequeña ciudad de Pennsylvania, Estados Unidos. Su padre murió cuando aún era niña y tuvo que ayudar a su madre a mantener a su familia de nada más y nada menos que 14 hermanos. Elizabeth  creció en una familia numerosa de escasos recursos económicos donde las mujeres no sólo podían, sino que debían encontrar un oficio si no querían pasar hambre. 
Así que cuando leyendo el diario Pittsburgh Dispatche  se encontró con la columna “Para lo que sirven las niñas”, la furia la superó. La idea de que las mujeres sólo servían para quedarse en casa y criar hijos era tan ofensiva como risible. Ella, su madre y hermanas eran prueba viviente de que “las niñas” podían hacer mucho más que procrear.
Resultado de imagen para Pittsburgh Dispatch,Escribió en respuesta a ese artículo una dura carta al editor del periodico Pittsburgh Dispatch, quien quedó tan impresionado con su estilo que decidió darle la oportunidad de su vida: un empleo. Con sus palabras, con su forma de escribir, Elizabeth podría demostrarle a él y al mundo para lo que ella “servía”.
Y no lo decepcionó.
Con el seudónimo Nellie Bly, Elizabeth se dedicó a escribir  atrevidos artículos sobre los derechos de la mujer y los problemas que las aquejaban. Solía disfrazarse y meterse en lugares como fábricas, refugios y tiendas para exponer las terribles condiciones en que las mujeres trabajaban.
Resultado de imagen para Pittsburgh Dispatch,Su “insolencia” y su rotunda negativa a escribir sobre “temas femeninos” como jardines, cotilleos y moda acabó por romper la relación entre Elizabeth y el Pittsburgh Dispatch, lo que  la motivó a mudarse a Nueva York.
La Nueva York de 1880 era una olla a presión de humanidad, pero gracias a su particular carrera Elizabeth logró encontrar trabajo en un periódico con una asignación muy especial: querían que se infiltrara en un hospital psiquiátrico.
El Women’s Lunatic Asylum (“Asilo de mujeres lunáticas”) en la isla Blackwell estaba rodeado de espantosos rumores, pero nadie sabía qué pasaba realmente allí dentro. Se hablaba de terribles torturas, pero los empleados no admitían nada y nadie le creía a las pobres pacientes. Era un reto arriesgado y de resultados inciertos, pero Elizabeth sin dudar un momento aceptó el trabajo. Acordaron entonces que ella permanecería sola y aislada de todo durante diez días, al cabo de los cuales la sacarían del lugar. Resultado de imagen para El Women’s Lunatic Asylum (“Asilo de mujeres lunáticas”) en la isla Blackwell



Y a partir de ese momento empezó a prepararse para una tarea difícil. Lo que Elizabeth no sabía es que sería más que difícil de lo que ella pensaba.  Estaba por conocer el infierno. 

El asilo hospedaba al doble de los pacientes que podía mantener, en condiciones de la más horrorosa negligencia. La comida era pan añejo o crudo, carne a medio podrir, caldo y agua sucia. Había ratas por todas partes. Las pacientes eran golpeadas, amarradas a diferentes lugares e incluso abusadas sexualmente. El castigo más suave era baldes de agua helada a cualquier hora, con cualquier excusa.Resultado de imagen para El Women’s Lunatic Asylum (“Asilo de mujeres lunáticas”) en la isla Blackwell
Más tarde Elizabeth diría que a pesar de haber estado solo fingiendo una enfermedad mental, las condiciones del hospital eran tan terribles que de no haber sido rescatada  se habría vuelto loca en menos de un mes.
Allí  se encontró con muchas mujeres que no tenían ninguna enfermedad. Sólo eran personas muy pobres o no sabían inglés. Y las pocas mujeres realmente enfermas sufrían aún más que el resto.
Afortunadamente, un abogado llegó a buscar a Elizabeth 10 días después. Luego de ser rescatada, Elizabeth escribió un libro  sobre lo que había vivido: Ten Days in a Mad-House, “Diez días en la casa de la locura”.
Los gráficos detalles de su relato espantaron y fascinaron a la sociedad al punto de que por fin se inició una investigación a la ella  que prestó todo su apoyo.
Finalmente un jurado decidió que el presupuesto del Departamento de Caridad Pública y Correccionales necesitaba un aumento de $850,000 dólares y comenzó a hacer revisiones mensuales acerca de la manera en que eran tratadas las pacientes. Por este y otros hechos investigados por Elizabeth Cochran, ee la considera una de las precursoras del periodismo de investigación.
En 1888 se le sugirió al Diario World que mandara un reportero en un viaje alrededor del mundo, en referencia al libro La vuelta al mundo en 80 días (escrito por Julio Verne). Nellie Bly fue elegida como la reportera a realizar dicha hazaña y  14 de noviembre de 1889 partió en su viaje de 24.889 millas desde Nueva York. Compitió en esta aventura contra otra mujer periodista, Elizabeth Bisland.
Itinerario de su vuelta al mundo
Tardó seis días en llegar a Southampton, en donde tomó un tren para Londres, y de allí pasó al otro lado del Canal de la Mancha, a Calais, con el tiempo justo de tomar otro tren y dirigirse a París, con parada en Amiens, en donde conoció a Julio Verne  quien escéptico le dijo:  "Señorita, si es usted capaz de hacerlo en 79 días, yo la felicitaré públicamente"​.
Desde París se traslada a Brindisi  al sur de Italia y desde allí toma un vapor con el que cruza el Mediterráneo, con parada en  Port Said,  antes de atravesar el Canal de Suez; cruza luego el Mar Rojo, el Mar de Arabia  y hace escala en el puerto de Adén en Yemen.
Cruza luego ese Océano y hace escala en Colombo, la capital de la Isla de Ceilán. Desde allí se dirige a Malasia, luego a Singapur y a Hong Kong y después a Yokohama, el único lugar no británico.
Desde allí zarpó para San Francisco, en la costa Oeste de los Estados Unidos, que cruzó en tren, presentándose en Nueva York  a los 72 días, seis horas 11 minutos y algunos segundos, el 25 de enero de 1890. El experimento había sido todo un éxito y la prensa mundial se hizo eco de su hazaña.
Bly estableció un nuevo récord mundial al dar la vuelta al mundo en tan poco tiempo pero meses después, George Francis Train rompió esta nueva marca al completar dicho viaje en 62 días.
En sus viajes alrededor del mundo visitó Inglaterra, Japón, China, Honk Kong, el hogar de Julio Verne, Brindisi, Colombo y San Francisco.
Fue también la primera mujer en navegar el mundo sola, sin compañía ni protección de un hombre, y llegó a inspirar a las mujeres occidentales.
En 1895 Elizabeth contrajo matrimonio con el millonario Robert Seaman, y al mismo tiempo se retiró del periodismo por algún tiempo. Cuando Seaman murió en 1904, Elizabeth  tomó las riendas de las empresas de su marido y realizó reformas sanitarias en ellas, modificó horarios y ofreció salarios más justos lo que le acarreó una popularidad añadida. Finamente se arruinó y tuvo que volver a dedicarse al periodismo. Entonces empezó a escribir en el Evening Journal, de  NuevaYork.  desde donde continuó  luchando por los derechos de la mujer. 
Trabajó como periodista una vez más y reportó los eventos de la convención de 1913 a favor del sufragio femenino. Viajó a Europa durante  la Primera Guerra Mundial y ejerció como reportera desde el Frente Este convirtiéndose en una de las primeras mujeres corresponsales de guerra.
 Tristemente, sus arriesgadas  aventuras y las privaciones y trabajos que debió afrontar durante su en ocasiones peligrosa labor  le pasaron la cuenta y murió de neumonía en 1922, con sólo 57 años.
  
Está enterrada en el cementerio Woodlawn de Nueva York en donde reposa también otra famosa periodista que falleció en 1929: Elizabeth Bisland  quien compitió con ella  en la vuelta al mundo.


En Brooklyn (Nueva York )  existe un pequeño parque de atracciones  que lleva el nombre de Elizabeth y tiene como tema La vuelta al mundo en ochenta días.
Elizabeth señaló con su vida y con su trabajo un nuevo camino para muchas mujeres. Al momento de su muerte una nueva  esperanza de vida empezaba para todas las mujeres del mundo. Dos años antes, en 1920, las mujeres en Estados Unidos ganaron su justo derecho a votar y desde ese momento la mujer  empezó  a demostrar su capacidad, su talento y su valor para enfrentar cualquier reto y para ingresar masivamente y por derecho propio  al mundo laboral, político e intelectual.  
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