Elizabeth Jane Cochran
Una de las valientes mujeres pioneras en la historia de la liberación femenina que demostró valor, inteligencia y mucho talento para destacarse en un mundo que todavía no aceptaba el rol femenino en el campo laboral.
Esta es a breves rasgos, la historia de Elizabeth Jane Cochran, ( Pensilvania, 5 de mayo de 1864 - Nueva York, 27 de enero de 1922) quien fue la primera reportera de periodismo de investigación y pionera del periodismo encubierto. En 1889 rebajó en 8 días el record de 80 días en "dar la vuelta al mundo" narrada por Julio Verne en su novela La vuelta al mundo en 80 días. Fue llamada "Pink" en alusión al vestido rosado claro que usó en su bautismo. Cochran fue mejor conocida por su pseudónimo Nellie Bly.
Se trata de una mujer que desde niña y huérfana de padre, luchó para sacar adelante
a su familia de 14 hermanos. Le tocó vivir a finales del siglo XIX, una época en la que las mujeres no tenían prácticamente ninguna oportunidad de destacarse en un trabajo intelectual.
Debió batallar mucho para demostrar que podía ser no solo un ama de casa sino cumplir también una excelente labor como periodista en temas que no tenían nada que ver con la moda, los jardines o los intereses femeninos. Gracias a su tesón y talento, logró vencer los prejuicios de la época y ser distinguida y escuchada. Hoy, entrar a trabajar como periodista en un diario o en una emisora parece una labor sencilla, muchas mujeres estudian comunicación y periodismo, pero en la época que vivió Elizabeth Cochran, esos trabajos estaban restringidos a los hombres y para una mujer era todo una aventura ser aceptada y respetada en una de estas labores.
Debió batallar mucho para demostrar que podía ser no solo un ama de casa sino cumplir también una excelente labor como periodista en temas que no tenían nada que ver con la moda, los jardines o los intereses femeninos. Gracias a su tesón y talento, logró vencer los prejuicios de la época y ser distinguida y escuchada. Hoy, entrar a trabajar como periodista en un diario o en una emisora parece una labor sencilla, muchas mujeres estudian comunicación y periodismo, pero en la época que vivió Elizabeth Cochran, esos trabajos estaban restringidos a los hombres y para una mujer era todo una aventura ser aceptada y respetada en una de estas labores.
Elizabeth Cochran nació en 1864 en una pequeña ciudad de Pennsylvania,
Estados Unidos. Su padre murió cuando aún era niña y tuvo que ayudar a su madre
a mantener a su familia de nada más y nada menos que 14 hermanos. Elizabeth creció en una familia numerosa de escasos recursos económicos donde las
mujeres no sólo podían, sino que debían encontrar un oficio si no querían pasar
hambre.
Así que cuando leyendo el diario Pittsburgh Dispatche se encontró con la
columna “Para lo que sirven las niñas”, la furia la superó. La idea de que las mujeres sólo servían para quedarse en casa y criar hijos
era tan ofensiva como risible. Ella, su madre y hermanas eran prueba viviente
de que “las niñas” podían hacer mucho más que procrear.
Escribió en respuesta a ese artículo una dura carta al editor del periodico Pittsburgh Dispatch, quien quedó tan
impresionado con su estilo que decidió darle la oportunidad de su vida: un
empleo. Con sus palabras, con su forma de escribir, Elizabeth podría demostrarle a él y al mundo para lo
que ella “servía”.
Y no lo decepcionó.
Con el seudónimo Nellie Bly, Elizabeth se dedicó a escribir atrevidos artículos sobre
los derechos de la mujer y los problemas que las aquejaban. Solía disfrazarse y
meterse en lugares como fábricas, refugios y tiendas para exponer las terribles
condiciones en que las mujeres trabajaban.
Su “insolencia” y su rotunda negativa a escribir sobre “temas femeninos”
como jardines, cotilleos y moda acabó por romper la relación entre Elizabeth y
el Pittsburgh
Dispatch, lo que la motivó a mudarse a Nueva York.
La Nueva York de 1880 era una olla a presión de humanidad, pero gracias a su
particular carrera Elizabeth logró encontrar trabajo en un periódico con una
asignación muy especial: querían que se infiltrara en un hospital psiquiátrico.
El Women’s Lunatic Asylum (“Asilo de mujeres lunáticas”) en la isla
Blackwell estaba rodeado de espantosos rumores, pero nadie sabía qué pasaba
realmente allí dentro. Se hablaba de terribles torturas, pero los empleados no
admitían nada y nadie le creía a las pobres pacientes. Era un reto arriesgado y de resultados inciertos, pero Elizabeth sin dudar un momento aceptó el trabajo. Acordaron entonces que ella permanecería sola y aislada de todo durante diez días, al cabo de los cuales la sacarían del lugar.
Y a partir de ese momento empezó a prepararse para una tarea difícil. Lo que Elizabeth no sabía es que sería más que difícil de lo que ella pensaba. Estaba por conocer el infierno.
El asilo hospedaba al doble de los pacientes que podía mantener, en condiciones de la más horrorosa negligencia. La comida era pan añejo o crudo, carne a medio podrir, caldo y agua sucia. Había ratas por todas partes. Las pacientes eran golpeadas, amarradas a diferentes lugares e incluso abusadas sexualmente. El castigo más suave era baldes de agua helada a cualquier hora, con cualquier excusa.
Y a partir de ese momento empezó a prepararse para una tarea difícil. Lo que Elizabeth no sabía es que sería más que difícil de lo que ella pensaba. Estaba por conocer el infierno.
El asilo hospedaba al doble de los pacientes que podía mantener, en condiciones de la más horrorosa negligencia. La comida era pan añejo o crudo, carne a medio podrir, caldo y agua sucia. Había ratas por todas partes. Las pacientes eran golpeadas, amarradas a diferentes lugares e incluso abusadas sexualmente. El castigo más suave era baldes de agua helada a cualquier hora, con cualquier excusa.
Más tarde Elizabeth diría que a pesar de haber estado solo fingiendo una
enfermedad mental, las condiciones del hospital eran tan terribles que de no
haber sido rescatada se habría vuelto
loca en menos de un mes.
Allí se encontró con muchas mujeres que no tenían ninguna enfermedad.
Sólo eran personas muy pobres o no sabían inglés. Y las pocas mujeres
realmente enfermas sufrían aún más que el resto.
Afortunadamente, un abogado llegó a buscar a Elizabeth 10 días después. Luego
de ser rescatada, Elizabeth escribió un libro sobre lo que había vivido: Ten
Days in a Mad-House, “Diez días en la casa de la locura”.
Los gráficos detalles de su relato espantaron y fascinaron a la sociedad al
punto de que por fin se inició una investigación a la ella que prestó todo su apoyo.
Finalmente un jurado decidió que el presupuesto del Departamento de Caridad
Pública y Correccionales necesitaba un aumento de $850,000 dólares y comenzó a
hacer revisiones mensuales acerca de la manera en que eran tratadas las
pacientes. Por este y otros hechos investigados por Elizabeth Cochran, ee la considera una de las precursoras del periodismo de investigación.
En 1888 se
le sugirió al Diario World que mandara un reportero en un viaje
alrededor del mundo, en referencia al libro La vuelta al mundo en 80 días (escrito por Julio Verne). Nellie Bly fue elegida como la
reportera a realizar dicha hazaña y 14 de noviembre de 1889 partió en su viaje de 24.889 millas desde Nueva York. Compitió en esta aventura contra otra mujer periodista, Elizabeth Bisland.
Itinerario de su vuelta
al mundo
Tardó seis días en llegar a Southampton, en donde tomó un tren para Londres, y de allí pasó al otro lado del Canal de la Mancha, a Calais, con el tiempo justo de tomar otro tren
y dirigirse a París, con parada en Amiens,
en donde conoció a Julio Verne quien
escéptico le dijo: "Señorita, si es usted capaz de hacerlo en 79 días, yo la
felicitaré públicamente".
Desde París se traslada a Brindisi al sur de Italia y desde allí toma
un vapor con el que cruza el Mediterráneo, con parada en Port Said, antes de atravesar el Canal de Suez; cruza luego el Mar Rojo, el Mar de Arabia y hace escala en el puerto
de Adén en Yemen.
Cruza luego ese Océano y hace escala
en Colombo, la capital de la Isla de Ceilán. Desde allí se dirige a Malasia, luego a Singapur y a Hong Kong y después a Yokohama, el
único lugar no británico.
Desde allí zarpó para San Francisco,
en la costa Oeste de los Estados Unidos, que cruzó en tren, presentándose
en Nueva York a los 72 días, seis horas 11
minutos y algunos segundos, el 25 de enero de 1890.
El experimento había sido todo un éxito y la prensa mundial se hizo eco de su
hazaña.
Bly estableció un nuevo récord mundial
al dar la vuelta al mundo en tan poco tiempo pero meses después, George Francis Train rompió esta nueva marca al completar dicho viaje en 62
días.
En sus viajes alrededor del mundo
visitó Inglaterra, Japón, China, Honk Kong, el hogar de Julio Verne, Brindisi, Colombo y San Francisco.
Fue también la primera mujer en navegar el mundo sola, sin compañía ni
protección de un hombre, y llegó a inspirar a las mujeres occidentales.
En 1895 Elizabeth contrajo matrimonio con el millonario Robert Seaman,
y al mismo tiempo se retiró del periodismo por algún tiempo. Cuando Seaman
murió en 1904, Elizabeth tomó las riendas de las empresas de su marido
y realizó reformas sanitarias en ellas, modificó horarios y ofreció salarios
más justos lo que le acarreó una popularidad añadida. Finamente se arruinó y
tuvo que volver a dedicarse al periodismo. Entonces empezó a
escribir en el Evening Journal,
de NuevaYork. desde donde continuó luchando por los derechos de la mujer.
Trabajó como periodista una vez más y reportó los eventos de la
convención de 1913 a favor del sufragio femenino.
Viajó a Europa durante la Primera Guerra
Mundial y ejerció como reportera desde el Frente Este convirtiéndose en una de
las primeras mujeres corresponsales de guerra.
Tristemente, sus arriesgadas aventuras y las privaciones y trabajos que debió afrontar durante su en ocasiones peligrosa labor le pasaron la cuenta y murió de neumonía en 1922, con sólo 57 años.
Está enterrada en el cementerio Woodlawn de Nueva York en donde reposa también otra famosa periodista que falleció en 1929: Elizabeth Bisland quien compitió con ella en la vuelta al mundo.
Está enterrada en el cementerio Woodlawn de Nueva York en donde reposa también otra famosa periodista que falleció en 1929: Elizabeth Bisland quien compitió con ella en la vuelta al mundo.
En Brooklyn (Nueva York
) existe un pequeño parque de
atracciones que lleva el nombre de Elizabeth y tiene como tema La vuelta al mundo en ochenta días.
Elizabeth señaló con su vida y con su trabajo un nuevo camino para muchas mujeres. Al momento de su muerte una nueva esperanza de vida empezaba para todas las mujeres del mundo.
Dos años antes, en 1920, las mujeres en Estados Unidos ganaron su justo derecho
a votar y desde ese momento la mujer empezó a demostrar su capacidad, su talento y su valor para enfrentar cualquier reto y para ingresar masivamente y por derecho propio al mundo laboral, político e intelectual.
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